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Ritos de Marte

Al equipo lo ritma el tiempo compartido en un ciclo vital. Son varios los tiempos…

Texto por Santiago Erausquin. Portada: Alfredo Aguirre, en Teseo y el otro Minotauro. Estudio Metejón, Boedo.

Fechas.  Al equipo lo ritma el tiempo compartido en un ciclo vital. Son varios los tiempos. Está el tiempo del encuentro (la previa con los saludos y las actualizaciones, la apertura y el acondicionamiento de los espacios para dibujar, la elección de un rincón para la o el modelo, los juegos lumínicos para potenciar volúmenes y texturas, la música envolvente que canta desde un parlante bluetooth ultramoderno, el vino o la cerveza y la mesa que se va llenando con lo que se va trayendo); el tiempo de la producción con silencios interrumpidos por algún suspiro o comentario dedicado a lo que va apareciendo en la hoja de cada dibujante y está también el tiempo de clausura, que se pone de manifiesto con un aplauso para quien nos prestó su piel. Sigue el tiempo de la puesta en común cuando se colocan en el suelo todos los trabajos para su apreciación, el énfasis puesto en los logros y luego, apenas terminada la colecta de billetes por los gastos del encuentro, a la medianoche, llega el tiempo de las partidas o el de los que se quedan en la sobremesa. Mucha bicicleta, carpetas de dibujos y envases de vidrio. Mucho cigarrillo, humo y beso. El tiempo vuelve a iniciarse cuando aparece la pregunta “¿A quién llamamos para que pose la semana que viene?”

Puesta en común de dibujos en Casa Prestada, Almagro.

Títulos. El colectivo intenta mantener un contacto con la comunidad a través de sus muestras. La muestra es una celebración que se repite en la agenda de cada año. Exponer no es —como podría suponerse— la consagración de un artista u obra en particular ni tampoco una estrategia de mercado para vender un producto, sino la celebración del resultado visible del colectivo. Se trata de montar la diferencia, la articulación y la integración de aquello que parecería no tener nada que ver y sin embargo, encaja y enriquece. Después, si alguno que pasa quiere comprar un trabajo, todo bien. Pero no se monta pensando por ejemplo, en el precio. De hecho, los trabajos realizados circulan más como obsequios, demostraciones de afecto o pedidos precisos que como mercancías. Cada encuentro semanal es en sí mismo una muestra porque la producción personal no es entendida como un resultado de ciertas operaciones particulares propias de la técnica del dibujo independiente del espacio en el que se gestaron, sino todo lo contrario: es el contexto el que permite la producción y los códigos de lectura de esa producción. Invirtiendo el conocido refrán, diríamos “como un árbol que se ve precisamente porque está en el bosque”.

La obra a la calle II, 2019. San Telmo.

Etiquetas. Muestras, charlas, clases, debates, planificaciones y cumpleaños se celebran alrededor de una mesa con bebidas, ceniceros y papeles dibujados. Se tiran sugerencias constantemente. Artistas, películas, series, recitales y bandas se nombran unos tras otros. El grupo abre. Al poco tiempo de haberse formado como colectivo se tejieron vínculos concretos con maestros queridos que nos brindaron algo de su conocimiento y experiencia. Se iba armando así un mosaico de posibilidades referenciales que ampliaban el horizonte a nuestra práctica. Es que el grupo es, además de un aprendizaje en sí mismo, una invitación a enriquecerse con otros. Anatomía, litografía, composición fueron temas de reflexión, pero también circularon saberes referidos a la profesión ejercida, a la organización de sus talleres o a la visibilidad de sus obras.

Jornada de acuarelas, frente al MNBA.
Imagen de portada: Alfredo Aguirre, en Teseo y el otro Minotauro. Estudio Metejón, Boedo.